domingo, 3 de diciembre de 2006

My Bloody Valentine – Loveless [Creation, 1991]

El 5 de noviembre de 1991 salió a la venta el que sería el segundo y último disco de My Bloody Valentine, con el que se cumplían los designios de un disco maldito. Loveless [Creation, 1991] era su nombre, y pasó a ser directamente una de las obras más completas e imprescindibles de la música independiente de los 90 y el disco más importante de la escena noise-pop de la shoegaze (rama caracterizada por una gran densidad sonora que recibe su nombre de la forma de tocar de lo grupos, mirándose los zapatos a causa de los múltiples pedales de distorsión con los que trabajaban). Pero con él también cayó una de las propuestas más importantes de la historia del rock, la de un grupo que se adelantó en sólo dos LPs a toda la producción experimental de 15 años. Porque, es cierto, han pasado ya, pero el legado musical que esta obra dejó permanece aún vigente. Es momento de echar la vista atrás, por eso de los múltiplos de 5, y reflexionar un poco sobre el papel que jugó tan descomunal obra en la escena de su momento.

Loveless sin duda es un disco que se encuentra en una fisura, una falla entre dos periodos en la que el cambio generacional, a nivel musical, de los 90 estaba gestándose aún en Gran Bretaña, y que daría como fruto todo el pastiche del brit-pop. El grupo irlandés surgió en el año 84 (gran fecha por otras razones), un año después el Psychocandy [Blanco y Negro, 1985] de The Jesus & Mary Chain haría estragos con una fórmula que marcaría todo el sonido independiente de la segunda mitad de los 80, extendiendo al pop lo que Sonic Youth ya hacía con su rock experimental y visceral en USA, por supuesto estoy hablando del discurso noise. Sin embargo, durante la segunda mitad de los 80, esta línea estaba solidificándose y madurando, para acabar en los 90 encontrándose con un enemigo que la acabaría relegando al mundo más underground, a este se le llamaría brit-pop. Pero antes de que tal fatalidad se produjera, nuestro disco aportó la mayor y más duradera obra del pop británico reciente. My Bloody Valentine tiene una historia terriblemente particular, que ha dejado una leyenda y un mito de grupo maldito, que se inmoló en el que posiblemente sea el mejor disco de los noventa (en compañía de invitados de lujo como Laughing Stock [Polydor, 1991] de Talk Talk que recurrieron a la misma práctica, u OK Computer [Capitol, 1997] de Radiohead, por decir algunos).

Tras una serie de EP’s de poca acogida, los dublineses comenzaron a hacerse escuchar con la salida de su primer LP Isn’t Anything [Creation, 1988] en 1988, que quedó como un clásico del noise pop y abrió el camino de la shoegaze. El sello Creation sería su medio de difusión a partir se su radicación en Londres, siendo su principal apuesta y, a la postre, su condenación (por un tiempo, ya que volvería a levantar el vuelo con el fenómeno Oasis). Recién acabada esta primera y brillante aportación y los bolos de promoción, Kevin Shield (la cabeza pensante del invento), Blinda Butcher (la espectral voz femenina) y Colm O’Ciossoig (cofundador con el primero), apoyados ahora por un nuevo bajista (Dave Conway) y una teclista (Tina), se embarcaron sin demora en el que sería su proyecto más ambicioso. No es difícil darse cuenta del espacio temporal que separó a ambos discos, más de dos años fueron necesarios para su realización, se ha hablado del perfeccionismo exacerbado de Shields como causa de esto. Su búsqueda del “sonido perfecto” le costó a la discográfica la bancarrota total, ya que el coste ascendió a unas 200.000 libras (el disco más caro de la historia del rock en cuanto a producción), a la vez que supuso, a la vista de lo acaecido posteriormente, el agotamiento de este gran combo, que nunca más volvería reunirse en un estudio de grabación.

Pero el resultado mereció la pena, al menos a juicio de los oyentes. Loveless es la obra culmen de todo un periodo, el del indie británico de los ochenta, pero también abre el camino a todo un panorama de posibilidades que en la rama más experimental del rock aún tiene una vigencia asombrosa. Como característica esencial habría que hablar de su sonido, este disco resulta completamente inimitable en ese sentido. El motivo, la producción, no creo equivocarme al decir que este disco posiblemente el mejor producido de su década, en tanto no se encontraran cosas comparables hasta mucho después, además de que supuso el inicio en cierto sentido de una revalorización de la guitarra eléctrica como instrumento, adquiriendo una línea más tendente al sampleado (a nivel funcional). Rompe con el discurso pop típico, pero a causa de una quiebra formal, (o de medios por decirlo de otra manera) en contenido estamos ante un disco de pop británico con una denominación de origen indudable (o lo que es decir melodía principal, coros, acompañamientos, etc.) Esto no debe confundirnos, Jesús & Mary Chains ya introducían “ruiditos” en sus discos, si, pero la saturación que aquí se percibe hace difícilmente comprensible el núcleo duro melódico, la superposición hace la escucha mucho más rica y compleja. Aquí ya no se diferencia los instrumentos, todo constituye un magma sobre el que intentan sobresalir la batería y la voz y las pinceladas del órgano, sin conseguirlo. Todo funciona como un todo indisoluble e igualitario.

Pero si algo sorprende de este disco es su estructura. Dudo seriamente sobre que la disposición de los temas esté intencionada, pero hay que hacer notar el uso de un recurso que aquí esta empleado brillantemente, los puentes de unión entre los temas. En cuanto a este aspecto se podría dividir el disco en tres partes, siendo la primera la que va desde el arrollador y desbordante comienzo de “Only Shallow” hasta “When You Sleep” con su melodía cargada de añoranza (abarca por tanto los 5 primeros temas). Esta parte destaca por sonar toda ella de corrido, sin solución de continuidad. Esto podría parecer algo normal, pero lo interesante es como se consigue. No se hará a través de los medios típicos del progresivo clásico de hacer temas increíblemente largos divididos en “movimientos”, o por el simple empalme de un tema con en siguiente sin silencio mediador. Aquí el discurso se nos presenta roto. Al final de los temas la línea melódica se pierde para dar paso a juegos de experimentación a cargo de la electrónica. Lo impresionante es el modo en consiguieron tan fantástica unidad, siendo los temas tan distintos entre si y aún más los puentes experimentales entre los mismos. Resulta casi milagroso el resultado final. En cuanto a la segunda parte, que iría desde “I Only Said” hasta “Blown a Wish”, los temas si se nos presentan bajo la fórmula de producción clásica, exposición culminada, simplemente apagada progresivamente, o empalmada con el tema siguiente. Una tercera la constituirían los dos últimos temas, “What You Want” y “Soon”, en los que se vuelve a repetir el mismo recurso de unión que en la primera parte del disco, como recordatorio.

A un nivel más particular y dejando consideraciones tan generales, hay que decir que a mi juicio resulta imposible distinguir unos temas de mejor factura que otros. Vuelvo a hacer hincapié en la idea de que este disco es soberbio en toda su extensión, sin aflojar en sus 48 minutos y medio. Considerar unos temas mejores que otros sólo es posible por el gusto del oyente individual, y por los azares y avatares que rodeen su vida diaria. Lo que si es digno de reseñar es la fuerte carga emocional del disco. Aunque esta característica es propia de My Bloody Valentine y parte de su estilo tan particular; y así lo demostraban en un disco emocionalmente tan complejo como es el ya mencionado Isn’t Anything. Sin embargo la congoja, oscuridad y tormento de éste se ven más paliados en su segunda obra por un tono más complaciente. La despedida de Shields y compañía se hace con un discurso que trasmite más añoranza y buenos recuerdos, que una existencia llena de autotortura y sinsentido. Puede que a eso contribuya su base en un magma más melódico y más florido y decorado no tan plagado de referencias o acercamientos a la atonalidad más severa de su primer LP (recordar “I’m Losing My Breath”)

Si hubiera que distinguir algunos temas o momentos sobre otros mencionaría a nivel particular la similitud entre los temas que abren y cierran el disco respectivamente (“Only a Shallow” y “Soon”) que funcionan de una manera similar. El principio de este disco, tan arrollador y energético para luego embarcarnos en la concepción tan deprimente que del ejercicio musical tienes estos dublineses, no encuentra su par hasta el final con una descarga de rítmica sampleda y batería que da orden al magma sonoro general (una mixtura espectacular). Otros temas que se basan en una línea de guitarras más pesada y cercana a propuestas del rock serían por ejemplo “Come in Alone” o “When You Sleep”, sin embargo son sólo apariencias ya que estos chicos siempre saben volver al pop que es lo que mejor saben hacer, pero estos juegos no dejan de ser deliciosos. Para mi merece una mención especial “What You Want”, penúltimo de los 11 temas, una sólida batería y una guitarra enfermiza y rabiosa intentan doblegar a un órgano que canta su llanto haciéndose escuchar como puede, siendo remplazado por la voz en las partes cantadas, simplemente magistral y prodigioso. En otro orden estarían temas más cercanos al dream-pop como la fantástica “I Only Said”, donde el órgano vuelve a tomar un papel preponderante llevando una segunda melodía; la onírica y fascinante “To Here Knows Where” donde el grupo consigue un sonido fantástico y en el que la guitarra se nos presenta totalmente desarticulada, la melodía es difícilmente llevada por la voz y apoyada débilmente por un órgano repetitivo que incita al trance; o “Blown a Wish” una gema de perfecta factura y gran carga emotiva. “Sometimes” es posiblemente el tema más deprimente y a la vez el más famoso por aparecer en la banda sonora de esa joya del cine independiente y mejor película llamada “Lost in Translation” (de la que Shields compone gran parte). En otro nivel estaría “Touched” el tema más experimental del disco, y única pista rubricada por O’Ciossoig.

Sin embargo dicho todo esto hay que ser francos. Loveless no se deja atrapar por convencionalismos ni por clichés críticos, todo lo dicho aquí es perfectamente rebatible, ya que la grandeza de este disco radica en su amplitud de miras. La experiencia de escuchar este disco no es encorsetable en estilos, escenas o la categoría que queramos emplear. Sin embargo quisiera poner algunas ideas sobre el papel (o la pantalla en este caso). Se ha discutido mucho sobre el papel de este disco en el post-rock, por dos cuestiones, una estilística y otra temporal. La primera creo que ha quedado bastante bien expuesta, y radica principalmente en su distancia de la escena de su tiempo y en la posterior vinculada al noise-pop y a la shoegaze. En este sentido, hay que decir que en lo Estados Unidos estaban Pavement, reivindicando la unión del sonido hardcore y su combinación con una fuerte carga melódica, que se terminaría de solidificar en su magistral Slanted and Encahnted [Matador, 1992]; o Mercury Rev dando una paleta de color y de lisergia unida a un pop salido de la nada con una obra maestra del noise-pop y de la neo-psicodelia a partes iguales como fue Yerself is Steam [Columbia, 1991], puede que el Frigid Star [Sub Pop, 1990] de Codeine se acercara más con cierto éxito, al menos emocionalmente, pero adentrándose en otros campos más intimistas y oscuros, que, a mi juicio, ya el Isn’t Anything había trillado sobradamente. Pero ya sea por su filiación británica (en cuanto a producción y difusión principalmente, aunque también en estilo) o por su carácter único e irrepetible, los de Dublín plantearon cambios similares con más prontitud y más rotundidad. Sin embargo, ni siquiera en tierra patria la competencia surgía de bandas tan importantes como Slowdive con su fantástico Souvlaki [SBK, 1993], que adoptaron una línea no tan densa sonoramente y más emotiva. En cuanto a la producción de esta rama más indagadora y efectista, se puede decir que no ha llegado a un grado tan logrado de factura, si bien ha proporcionado discos notables como el Shot for Self Living [Def American, 1992] de los americanos Medicine. En este punto el único disco que se le podría acercar sería el Lazer Guided Melodies [RCA, 1992] de Spritualized, una joya del género con un contenido que ya estaba lindando con otras inquietudes más psicodélicas que la separan de las anteriores por una cuestión de estilo, pero cuyo uso de los recursos sonoros y su combinación con la melodía la vincula mucho con el disco que nos ocupa.

Pero además de su distancia también influye lo adelantado y arriesgado de su propuesta. Su planteamiento es novedoso en general, no sólo a la luz de una determinada óptica y escena. Loveless es uno de los grandes discos experimentales jamás grabados, e indispensable para comprender la rama experimental más sólida de los 90, por supuesto me refiero al post-rock. Sin embargo no diré que este disco pertenece a esta rama; porque no participa de la línea de movimiento y fricción con lo establecido que caracterizó la obra de Bark Psychosis, Disco Inferno o Tortoise, que supusieron una reacción contra una industria terriblemente ceñida al programa y que pretendía perpetuarse a través de nuevos productos más adaptados a una nueva generación, que recurrieran a los mismos tópicos que se venían repitiendo desde los 60 y 70. Esos tres grupos y muchos más lucharon contra monolitos como el grunge o el brit-pop, My Bloody Valentine murió con el cambio de generación. Y no sería el único. Otros dos grupos al menos, junto con el combo irlandés, serían también víctimas de este cambio y serían bautizados como los primeros grupos de post-rock según la crítica, por supuesto me refiero a Slint y Talk Talk. 1991 dio (a parte del Nevermind [DCG, 1991]) a la historia del rock dos discos, Spiderland [Touch & Go, 1991] y Laughing Stock, auténticas catedrales de las nuevas motivaciones que marcarían la línea más innovadora y especulativa del rock y el pop de los 90. No entraré en analizar hasta que punto ambos discos son o no post-rock (para ello aventuro aproximaciones particulares en cada caso), pero lo que si es cierto es que con respecto a la obra que nos ocupa, estas dos no estaban articuladas en una escena, su discurso fue fruto de la digresión de elementos anteriores gestando en última instancia algo nunca antes escuchado. My Bloody Valentine estaban imbuidos en una corriente de más amplio espectro, como se vio más arriba, y en este consiguieron lo que nadie había hecho antes. Cabe decir que Loveless comparte la misma suerte que las otras dos, además de su noción del riesgo culminado con una innovación sin precedentes, pero puede que su filiación a un panorama musical concreto haga más difícil creer que este disco jugara un papel similar al de los anteriores para cierta parte de la crítica. Sin este disco difícilmente podría entenderse muchas de las propuestas del post-rock, y su influencia en grupos de la zaga de Disco Inferno en Technicolour [Rouge Trade, 1996], en el sonido de Young Team [Jetset, 1997] de Mogwai, o la producción más reciente de Fly Pan Am en N’Ecoutez Pas [Constellation, 2004] es abrumadora y determinante. Así no diré que este disco participa de la escena, pero si que influyó directamente en algunas de sus propuestas.

En definitiva son muchas las cosas que se pueden decir de un disco de tanta calidad y trascendencia. Espero que estas líneas sirvan para acercar esta obra a los lectores que den a parar aquí y se detengan, y para aportar a los iniciados un enfoque diferente del que sacar cosas nuevas a un disco que sin duda tendrán muy trillado, pero nunca lo suficiente. Disfrútenlo como mejor puedan y sepan.

lunes, 13 de noviembre de 2006

Fly Pan Am “N’Ecoutez Pas” [Constellation 31, 2004]

Dentro de un panorama musical en el que la mayor parte de las producciones de pop independiente están cubiertas con grupos de un enfoque directamente comercial, el sello Constellation ha dejado, y sigue dejando, su marca de transgresión, riesgo e innovación apostando por nuevas fórmulas e ideas. Es de sobra conocido que Canadá se ha configurado solidamente como la nacionalidad de la nueva vanguardia en el pop (a través de producciones aisladas y de difusión en muchos casos insuficiente), sobre todo a raíz de los trabajos asociados al post-rock realizados desde 1999 en adelante, y en el que se incluyen varios grupos desde Godspeed You Black Emperor! hasta los más comerciales Arcade Fire (si es que se puede intoducir este último en la etiqueta).

El caso de Fly Pan Am es distinto, en tanto se ha desmarcado con una propuesta vanguardista con un discurso propio difícilmente asociable a las formaciones actuales de su entorno, y en tanto ha sufrido una evolución creativa mucho más profunda y rica. El grupo, para los que no los conozcan, es uno de los proyectos paralelos del colectivo Godspeed You Black Emperor! Si bien en un principio tenía un estilo muy parecido a éste como se percibe en su primer disco homónimo (Fly Pan Am [Constellation 8]), el disco que nos ocupa nos muestra un grupo que no parece el mismo. De hecho con N’Ecoutez Pas [Constellation 31] Fly Pan Am ha conseguido una solvencia que no conocía. Puede que este cambio tenga relación con la ruptura amistosa de Roger Tellier-Craig con GYBE!, que ha supuesto un parón en el trabajo del colectivo canadiense, tras el polémico Yanqui U.X.O. [Constellation 24] para centrarse más en su trabajo con esta banda. En cualquier caso, el resultado ha sido el de un disco completamente inclasificable e irrepetible.

Con una unidad estilística pasmosa esta obra (de título terríblemente irónico “No escucheis”) fusiona prácticamente todas las ramas del rock/pop experimental desde Frank Zappa hasta My Bloody Valentine, encontrando en él semblanzas de los primeros discos de Pink Floyd, de los juegos pirotécnicos del kraut-rock (principalmente de Faust, aunque también se observan aspectos de Can o Neu!), de un lenguaje noise enfermizo propio de Sonic Youth, y de la profundidad y densidad sonora de la shoegaze en su conjunto. Musica concreta, samplers, guitarras saturadas hasta el extremo y secciones de electrónica experimental crean una atmósfera general que pasa por diversos estados de ánimo, incitando al oyente a entrar en un viaje lleno de altibajos, de momentos luminosos, de pesadillas, pasiones y neuras que se presenta terriblemente encriptado. Esto se consigue con una estructura endiablada, fruto de un proceso de posproducción muy denso, que se desarrolla a través de diversos temas con peso específico como “Brulez Suivant, Suivante!” que abre el LP, el arrollador y ya clásico “Autant Zig-Zag”, un rockero “Pas à Pas Step Until”, o el minimalista “Très Très “Retro””, separados por pequeñas piezas de música concreta y sampleado que hacen la función de puente entre éstos, todo ello rematado con una sección final de mayor solidez que constituyen los tres últimos temas (entre los que destaca el onírico “Vos Rêves Revers”) que van acelerando el disco hacia un final sin solución de continuidad que finaliza con la pregunta clave “Mais papa, c'est quoi le Fly Pan Am? - Oui papa ! C'est quoi ?” (“Pero papá, ¿qué es le Fly Pan Am?- ¡Si papa! ¿Qué es?)

Aunque esta duda, enunciada aquí por dos niñas, no tiene fácil respuesta, lo cierto es que, curiosamente estamos ante un disco que en la primera escucha resulta totalmente inconexo, pero que en audiciones sucesivas adquiere forma en la psique del oyente, abriéndole todo un horizonte de sentido que atrapa por su rotundidad y su carácter explícito. Además es un disco que no propone una visión única, sino que funciona a modo de collage sonoro pero a un tamaño mural, en el que la atención del oyente puede centrarse en diversos aspectos. En este sentido hay que decir que el juego tímbrico puede que sea lo más conseguido, ya que sus melodías repetitivas se decoran con una paleta de colores extraordinaria, obtenida por la propia base de la guitarras distorsionadas y por un samplaedo empleado brillantemente (en esto el caso más representativo es “Autant Zig-Zag”, el tercer tema, que sin duda funciona como pieza central del disco, en la recae el mayor juego de posibilidades creativas) Aún así no estamos en absoluto ante un disco anárquico, muy al contrario, tanto a nivel general como particular se intenta mantener una unidad, puede que no estilística, pero si conceptual.

Se ha llegado a considerar a este disco como dentro del post-rock, en esto prefiero no opinar ya que este término cada vez esta más vacío de contenido y presenta problemas cada vez más serios, pero esas son otras historias. Si es cierto que participa de muchos de los aspectos de este “estilo”, pero entiendo que su propuesta es demasiado arriesgada y amplia como para ser encasillada tan fácilmente. En definitiva se trata de un disco muy complejo no recomendable para oídos no iniciados en las exquisiteces y neuras del rock experimental, pero que reta a todo oyente a introducirse en su particular visión del ejercicio musical por la que estos dos últimos años no han pasado en absoluto factura, ya que ha dejado el listón muy alto a posibles sucesores. Una obra maestra indiscutible aunque poco difundida.







PD: Dato curioso. Amazon lo consideró el mejor disco del 2004.

Declaración de principios

En estos dias en Salamanca me ha surgido una mayor inquietud por escribir y dar a conocer, de la forma en que me sea posible, mis opiniones musicales con miras mayormente a poner en orden mis ideas al respecto de ciertos estilos, grupos, artistas y producciones; y no tanto a emitirlas de un modo formal. De ahí surgió la idea de este blog, una ventana que comunica internet con mis sórdidos pensamientos..., de ahí que no pretenda ser demasiado técnico salvo si me veo en la obligación. Lo quiero enfocar mayormente como un ejercico expriemental, y como tal todos ustedes, visitantes conocidos, desconocidos o reconocidos tienen total derecho a echar por tierra todo lo que aquí se escriba; de tal modo que pueda servir como foro para que ideas varias, sugerencias y comentarios confluyan, a la vez que se muestre como punto de encuentro de opiniones diversas.

Uno de los puntos esenciales en la estructura de este blog será el de comentar discos, a modo de pequeñas reseñas; aunque puede que caiga algún que otro artículo de carácter más global. En esto prefiero no pillarme los dedos con estructuras de ninguna clase ya que no tengo muy claros mis protocolos (que rimbombante suena esto) al respecto. Siempre serán, eso si sobre discos o grupos que me interesen especialmente por la razón que sea, aunque estoy abierto a sugerencias.

Esto último me obliga a hablar de mis intereses. Estos se centran (mi propio seudónimo lo indica) en el post-rock como corriente y en todas las formas que con el se relacionan, (principalmente el propio rock aunque más en su vena expermental, el pop actual, el jazz en algunas de su múltiples facetas, la música electrónica, etc.) ahondando y buscando siempre lo desconcertante y admirable del buen ejercico musical esté donde esté. No quiero aún así ser pretencioso, ya que soy el primero en darme cuenta de la particularidad y tendenciosidad de lo que pueda decir o escribir. Sólo quiero que aquí se muestren mis errores, mis virtudes, mis carencias y mis aciertos como un fondo del que sacar lo mejor y desechar, siempre que se pueda, lo peor.

En cuanto al nombre del blog, surgió de un regalo. Pero realmente creo que quien quiera unirse a esta pequeña empresa entrará en esa descripción, al menos yo me incluyo orgullosamente en ella. Por si acaso dejaré unas ideas, a modo de decálogo que nos caracterizan a los oídos inquietos:

Escuchar antes de hablar

No romper el silencio a menos que sea necesario.

Procurar siempre hacer el menor ruido posible.

Disfrutar del sonido se exprese como se exprese.

Estar abierto a nuevas fórmulas.

Gozar con la música dejando a un lado el raciocinio.

Tener los oídos abiertos y atentos.

Conocer los gustos musicales propios y ser crítico con ellos.

Investigar sin dejarse apabullar por la grandeza de la música.

Pararse una vez al día a escuchar por gusto, sin motivación alguna.


Puede que alguno se encuentre en algún punto o en varios a ser posible, ni siquiera yo poseo los diez, pero eso lo dejo para sus conciencias. En cualquier caso sean bienvenidos a este rincón apartado del mundanal ruido, y adentrense en él cuanto y como gusten.